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14 de marzo de 2016

Juan Falú (guitarrista, compositor y docente)




A los ocho años comencé a tocar guitarra de la mano de mi padre. Poco después, mi maestro de quinto grado Juan Walter me ayudó a afianzar estos primeros pasos en la música.

Mi primer escenario fue ocupado en 1963. Por entonces estudié dos años con el maestro Martín Ventura pero tocaba “de oído”, como hasta hoy. Aquel escenario fue una tortura pues entre el público se encontraba mi padre, escuchando atentamente para ver si estaba en condiciones de seguir el camino de su hermano Eduardo Falú. Eduardo era un artista mayor y un mito familiar. Me costó asumir la pesada herencia. Acabé refugiándome en mi “oído”, en las guitarreadas con amigos y en la noche, alejándome por completo del estudio académico. Así dejé de aprender muchas cosas y asimilé muchas otras, sobre todo que la música aprendida y tocada en reuniones es arte vivo y pleno de emoción.

Poco tiempo después conocí a Jorge Cardoso. Nació una amistad genuina y duradera y Jorge se transformó en la influencia decisiva para asumir la guitarra y la composición con la mayor seriedad posible. Casi veinte años después de conocernos me enseñó a escribir mi propia música. Ese aprendizaje fue decisivo para conocer elementos imprescindibles del lenguaje musical.

Con el ingreso a la Facultad de Filosofía y Letras, donde obtuve el diploma de Psicólogo Clínico, me sumé a la militancia revolucionaria argentina y a las luchas de los años ´70, que costaran grandes duelos a mi generación. Exiliado en Brasil, retomé allí la música con un lenguaje propio que fue el resultado de mi propia maduración personal. Habían pasado casi 10 años en que la guitarra se situó en un segundo plano. Empecé a componer parte de las obras que más satisfacciones me produjeron, como “Chacarera ututa” y “De la raíz a la copa”. Residiendo en Brasil (San Pablo) incorporé elementos de su música que,de manera espontánea y no programada, fueron integrándose a mis composiciones de música argentina. Entre los años ´78 y ´80 me incorporé en Brasil al grupo Tarancón e inicié mi primera gira europea en el ´82, gracias al apoyo de Jorge Cardoso y el luthier español Manuel Contreras. En este período nació también mi amistad con Pepe Núñez, decisiva en lo personal y lo artístico. Pepe representa un paradigma de la ética y la estética. Con sus letras inicié mi labor de compositor de canciones. Luego, con el tiempo y hasta hoy, compuse canciones con Jorge Marziali, Roberto Yacomuzzi,Horacio Pilar, Carlos Herrera, Ramón Navarro, Pancho Cabral y otros poetas argentinos.

Con el retorno de la democracia en Argentina, regreso en el año ´84. En 1985 se edita “Con la guitarra que tengo”, íntegramente con obras propias. En ese Larga Duración me honró que su tapa contenga un diseño del gran artista Hermenegildo Sabat, que ilustra este sitio web. Luego aparecen sucesivamente los discos, cassettes y Cd´s que pueden consultarse en Obras/Discografía Propia.

Del `85 en adelante empieza a reconocerse mi condición de compositor y guitarrista. La opinión de prensa que más me halagaba entonces era: “puede sonar viejo y nuevo a la vez” Esta condición es la que más me interesa plasmar y suelo representarla en el árbol como símbolo que contiene raíces y frutos.

En los `90 ya estaba instalado, por los medios de comunicación, como “referente” de la música argentina de raíz folklórica. Conocí a Ricardo Moyano, otro artista fundamental en mi vida.

Integré, desde los ´90 hasta hoy, dúos insoslayables en mi vida artística, con Hilda Herrera, Jorge Marziali, Chito Zeballos, Marcelo Moguilevsky y Liliana Herrero, todos artistas que merecen mi más alto respeto.

Ofrecí centenares de conciertos en Europa, Asia, África y las tres Américas, a través de casi treinta giras internacionales, siempre interpretando la música argentina de raíz folklórica que, por otro lado, es mi único repertorio. (Conciertos y Recitales/Internacionales)
Luego de un período casi artesanal de composiciones y sobre todo de arreglos de las mismas, entre 1980 y 1990, empecé a disfrutar de las versiones libres y de las improvisaciones en mis conciertos. Llevo, en esta condición, casi 15 años de “desarreglar” obras, y me propongo retomar el camino del arreglo y la correcta escritura de mis composiciones, para dejar de hacer sufrir a quienes desean interpretarlas.

En el 2000 el gobierno argentino, a través de la Secretaría de Cultura de la Nación, me distinguió con el Premio Nacional de la Música. A pesar del desapego que uno generalmente manifiesta por ciertas formalidades, ese premio lo vivo como un verdadero reconocimiento a mis ya 41 años de actividad artística.

En el 2002 Classical Guitar me dedica su tapa y una extensa nota, tal como ocurriera antes con “Guitarra y Laúd”, la publicación alemana.

En mayo del 2005 fuí designado miembro del Directorio del Fondo Nacional de las Artes.

Desde 1995 dirijo artísticamente el Festival Guitarras del Mundo, un gran encuentro en todo sentido, que constituye uno de los halagos principales de mi vida con las seis cuerdas.

Llevo 20 años tocando con guitarras de Francisco Estrada Gómez, el gran luthier argentino que hizo sonar bien a por lo menos tres generaciones de guitarristas.”

Por Juan Falú


Fuente:
www.juanfalu.com.ar

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