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15 de abril de 2010

Miguel Lillo

Tucumán 1862 - 1931



El doctor Miguel Lillo fue un naturalista de condiciones poco comunes.  De gran sagacidad y capacidad de observación, dotado de extraordinaria y amplia vocación.  Profundamente erudito, como resultado de su propio esfuerzo. Especializado en Botánica, conocía también a fondo otras ramas de las disciplinas científicas, particularmente la Química. Tenía una autoridad moral y científica de singular relieve.  Durante medio siglo se dedicó a la investigación científica, alternando estas actividades con la docencia y la dirección de instituciones públicas.
Nació en Tucumán en 1862, cursó sus primeras letras en una escuela particular e hizo el bachillerato en el Colegio Nacional. No efectuó otros estudios oficiales; todo lo que vino después se lo debió a sí mismo, constituyendo un hermoso ejemplo de autodidactismo.
Las ciencias exactas, físicas y naturales fueron las de su predilección y las estudió y perfeccionó con ahínco. 
En 1918 se retiró de la docencia, guardando, con carácter honorario el cargo de director del Museo de Historia Natural, anexo a la Universidad.
En 1888, publicó su primer ensayo sobre Flora Tucumana.  Su Contribución al conocimiento de los árboles de la Argentina (1910) constituye una obra fundamental para los estudios dendrológicos en nuestro país.
En el campo de la Zoología - en particular de la Ornitología - la labor de Miguel Lillo fue prolífera. En 1905 publicó Fauna Tucumana (Aves). Describió además nuevas especies de la avifauna tucumana y reunió la mejor colección de aves de la provincia.
Otro aspecto prominente de la vida de Lillo lo constituyó su pasión por la lingüística y la literatura clásica. Además de los idiomas necesarios para asesorarse en sus investigaciones científicas, Lillo estudió con singular acierto y especial versación las lenguas indígenas.  Valga además agregar, que durante 45 años llevó con toda minuciosidad los registros meteorológicos, cuando todavía no existían observatorios nacionales en Tucumán.
Su vida fecunda y extraordinaria se extinguió en Tucumán, con heroica serenidad, el 4 de Mayo de 1931.


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