¡Hola hola! Desde São Paulo, Brasil les escribe Guadalupe Carrizo, estudiante del último año de la Licenciatura en Artes Plásticas de la Facultad de Artes de la UNT, y cursando el segundo semestre en una universidad de Brasil, a través del Programa Escala. Diciembre de 2012
Llegué aquí hace cuatro meses para cursar el segundo
semestre de este año en la Universidade Estadual de São Paulo (UNESP) como
estudiante de intercambio a partir del Programa Escala de Intercambios
Estudiantiles.
Vine esperando encontrar por estos lados aquellas imágenes que están en el inconsciente colectivo sobre Brasil: carnaval, playa, mulatas y samba. Pero São Paulo es diferente. Una ciudad distinta, enorme y maravillosa. Llena de edificios pichados (con grafiti), moradores de rua (calle), razas, aromas y colores apasionantes y contradictorios, nunca se detiene, por lo que no deja de sorprender en ningún momento. Es una ciudad absolutamente eficiente, ordenada “a su manera”, tiene un sistema de transporte muy efectivo.
Vine esperando encontrar por estos lados aquellas imágenes que están en el inconsciente colectivo sobre Brasil: carnaval, playa, mulatas y samba. Pero São Paulo es diferente. Una ciudad distinta, enorme y maravillosa. Llena de edificios pichados (con grafiti), moradores de rua (calle), razas, aromas y colores apasionantes y contradictorios, nunca se detiene, por lo que no deja de sorprender en ningún momento. Es una ciudad absolutamente eficiente, ordenada “a su manera”, tiene un sistema de transporte muy efectivo.
Vivo en Lapa de Baixo, un barrio de clase media venida abajo
rodeada de botecos (bares) 24 horas. Comparto mi casa con dos brasileros (Jorge
y Sidney) y un mexicano (Hugo), con ellos aprendí a hacer caipirinha y sopa
nordestina, descubrí el mundo del maíz hecho pan, caramelo, pamonha (parecido
al tamal) y un sin fin de productos derivados, con ellos recorrí calles,
museos, parques y baladas, discutí sobre arte, política, diferencias
culturales, supe que la comida mexicana en Sudamérica en realidad es texmex.
Aprendí que a veces en la vida sólo hay que esperar y que un prato feito es
mais gostoso si se comparte con ellos.
Mis días no tienen una rutina muy específica, tengo clases
en el Instituto de Artes (IA) de la UNESP lunes, jueves y viernes, el resto de
los días los aprovecho para conocer esta metrópoli que alberga la mitad de los
habitantes de Argentina sólo en la ciudad de São Paulo y que, contradictoriamente
tiene un ritmo menos acelerado del que esperaba y bastante paciente.
El Instituto de Artes de la UNESP queda en el barrio Barra
Funda, al lado de la estación del mismo nombre. Es un edificio nuevo, con todas
sus aulas equipadas tecnológicamente, limpias y ordenadas. El IA tiene
alrededor de 500 alumnos en las carreras de Música, Artes escénicas y Artes
visuales, que desenvuelven sus trabajos interdisciplinarmente. Dentro del
predio además de las aulas y los talleres de pintura, grabado, cerámica,
fotografía y producción audiovisual, hay dos teatros, una carpintería y un
circo (!!!) el Circo da Barra, con clases abiertas a la comunidad y
presentaciones anuales
São Paulo no es una ciudad turística, está llena de extranjeros
pero ninguno viene a pasear o conocer la ciudad por bellezas naturales, aquí si
sos extranjero estás trabajando o estudiando. Pero aun así la oferta cultural
es tan amplia como las dimensiones de la urbe. Teatros, centros culturales,
galerías y bibliotecas se encuentran en todos los barrios, así como
intervenciones en la vía pública, en las estaciones, en los edificios. También
hay una amplia convocatoria para proyectos, becas de estudio, investigación e
intercambio. Asimismo cada dos años se lleva a cabo la Bienal de Arte de São
Paulo.
Por una excelente casualidad mi viaje coincidió con la 30°
Bienal “La inminencia de las poéticas”, el mayor evento de arte contemporánea
en América Latina, así que la visité cuatro veces, ya que el predio, que se
encuentra dentro del Parque de Ibirapuera, es enorme (como todo aquí) y posee
el MAC (Museo de Arte Contemporáneo) y el MAM (Museo de Arte Moderno) con
exposiciones permanentes. Este año la curaduría de la Fundación Bienal São
Paulo seleccionó casi 3000 piezas de la obra de 111 artistas. Junto con la
exposición se desarrolla el educativo de la Bienal, que tiene recursos humanos
y material didáctico disponibles para la comunidad de excelente nivel. De hecho
he sentido aquí en Brasil que el Arte-educación es valorado, respetado e incentivado
con mucho más énfasis que en Tucumán.
Fue difícil al comienzo, todo cambio lo es, pero vivir aquí
estos cinco meses me ha demostrado que hay que animarse, afrontar miedos y
permitirse la experiencia de vivir en otro país ya que proporciona un
crecimiento profesional y personal invaluable. Es aprender a convivir día a día
con uno mismo y con todo un pueblo con costumbres diferentes, lo que permite
descubrir los propios límites, aprender a entender y entenderse para construir
un día a día repleto de sabores, aromas y personas que se convierten en tu
familia con el pasar del tiempo y que se vuelven absolutamente inolvidables.
No puedo dejar de mencionar a Flavia Rodríguez, estudiante
de Teatro también de la Facultad de Artes de la UNT, con quien llegué en julio
a São Paulo por el mismo programa de intercambio. Juntas comenzamos. Como ya
dije, comenzar no fue lo más fácil, pero después de todo este tiempo y todas
esas calles descubiertas juntas conseguimos entender el dinero, los gestos, el
idioma, las distancias y paixões brasileiras, não é flor?
Aquí dicen que el pueblo paulistano es frío pero en mi
camino se cruzaron Felipe y la familia Martinho, Mercedes, Carmen, Teresa, Janaina y los chicos de Lira
da Vila, Victoria, Ana Mae y la familia Ferreyra de Lima con una energía
fuerte, cálida y afectuosa, divertidos, cariñosos y atentos, a quienes les
agradezco por los momentos que vivimos juntos.
En fin, les recomiendo a todos aprovechar la oportunidad de
salir a visitar el mundo, continuar su formación en otras tierras y crecer
porque finalmente toda la experiencia vivida es positiva.
Aquí he aprendido a paquerar y confiar en mi instinto,
descubrí que voy a necesitar el pão de queijo al volver a casa, el puré de
mandioquinha por las noches, la feijoada de los miércoles y el yakisoba para
reconciliarse. He ampliado mi respeto hacia mi profesión, he curtido balada,
salgado, choros, cervejas e filmes, y en todo ese vaivén de 150 días,
principalmente, he cambiado y crecido.
Muchas gracias familia por el apoyo, gracias Grupo Santander
Montevideo y UNT y muchísimas gracias UNESP por recibirme. ¡Feliz año nuevo
Tucumán y muchos éxitos en sus proyectos!
Guadalupe Carrizo vivió un semestre intensivo de aprendizaje
académico y cultural. Las escapadas a la playa fueron las prioridades de los
tiempos libres.
Guadalupe anima a otros estudiantes a convertirse en
intercambistas.
Fuente: Revista Sidera Visus 29
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que interesante tu mirada guada... realmente sao paulo es una ciudad que te atrapa... cuanta suerte y cuan valorable tu esfuerzo y dedicacion para estar ahi ! por que realmente mas que suerte es tener el coraje para dejar todo y animarse a vivir esa experiencia por demas enriquecedora, te felicito. y espero la estes pasando tan bien alla... algun dia nos veremos por aquellos pagos.. un abrazo...el jtp
ResponderEliminar¡Gracias Guada por permitirnos compartir tu historia aquí!
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