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25 de octubre de 2010

Un relato sobre Tucumán publicado en el año 1853 - Escrito por Sir. Woodbine Parish y traducido y ampliado por Justo Maeso


La ciudad de San Miguel del Tucumán está situada, siguiendo el camino de las postas, á cuarenta leguas mas allá de Santiago del Estero, y á los 27° 10' de latitud. Alzase sobre una llanura elevada, cubierta de bosques, y ocupa una posición de donde todo el paisaje que se domina en los alrededores es delicioso; coincidiendo á la verdad todas las descripciones que de ella se han hecho en cuanto á ser la ciudad mejor y más pintorescamente situada de la República...



 Un párrafo sobre la minería en Tucumán: 
...Estas montañas abundan en tesoros minerales, y encierran metales de oro, plata, cobre y plomo; pero el penoso trabajo y dificultades consiguientes al laboreo de las minas en la parte de las sierras en que aquellos se encuentran, ha contribuido á que se les mire con negligencia... 
...El gaucho del Tucumán, el jinete de aquellas llanuras, con el auxilio de su mujer que le teje y trabaja casi todas las piezas de su ropa, tiene á su alrededor todo lo que puede necesitar. No conoce, y por consiguiente no precisa, ninguna de aquellas comodidades que en climas más templados, donde la civilización es más adelantada, se tornan en necesidades. Libre como el ambiente que respira, galopa por llanadas sin confín, y sin traba alguna que le impida satisfacer sus inclinaciones. Nada le tienta á abandonar semejante modo de vivir por ir á buscar las fatigas y riesgos de una tarea que mira como degradante, (*) sepultándose bajo de tierra para desentrañar con el sudor de su frente y un duro trabajo, tesoros que ni codicia ni necesita...

Y más adelante otro párrafo, esta vez del traductor, que no estaba conforme con lo antes dicho:
...En el actual territorio de Tucumán no hay minas de plata ni de oro, como lo dice Sir W. Parish. Las que hay son do cobre y plomo, pero su explotación es reducida. Aquellas están en el territorio de Catamarca, de las que haré mención en la nota respectiva.
El gaucho del Tucumán no es nómade, vagabundo ni ocioso como lo pinta este señor; pues siendo aquella una provincia exclusivamente agricultora, todos sus naturales son labradores ó peones de carretas. El Sr. Parish confunde las costumbres más bien de los cordobeses y santiagueños con las de los tucumanos, que tampoco tienen en su país las "llanuras sin fin" que él dice...




Y un parrafo sobre el "Censo":
...hombres que al parecer no han tenido la mas mínima idea de las importantísimas ventajas, e influencia en el progreso del país, resultante de todo dato estadístico levantado y compulsado oficialmente...


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Extraídos del libro:
  
Buenos Aires y las Provincias del Río de la Plata
Desde su descubrimiento y conquista por los españoles

Por Sir. Woodbine Parish
Traducido el inglés al castellano y aumentado con notas y apuntes por Justo Maeso
Buenos Aires, Imprenta de Mayo, Calle Belgrano N 86, Año 1853.


Esta obra es propiedad de su traductor, que perseguirá con el rigor de la ley al que la reimprima sin su anuencia.

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PROVINCIA DEL TUCUMÁN

La ciudad de San Miguel del Tucumán está situada, siguiendo el camino de las postas, á cuarenta leguas mas allá de Santiago del Estero, y á los 27° 10' de latitud. Alzase sobre una llanura elevada, cubierta de bosques, y ocupa una posición de donde todo el paisaje que se domina en los alrededores es delicioso; coincidiendo á la verdad todas las descripciones que de ella se han hecho en cuanto á ser la ciudad mejor y más pintorescamente situada de la República.
En un principio fue fundada en 1564 por don Diego de Villarroel, como á unas doce leguas de distancia del sitio que hoy ocupa, adonde se trasladaron los habitantes en 1685 á consecuencia de una espantosa inundación que arrebató la iglesia y una gran parte de la población.
Aunque cálido, el clima es seco y saludable, y la naturaleza ha sido tan pródiga para con ella de sus más exquisitos dones, que con justicia merece la provincia de Tucumán su nombradía y apelación de Jardín de las Provincias Unidas. La población se compondrá como de 40.000 almas, de las que 7 á 8.000 habitan en la ciudad.
Saliendo de la travesía de Santiago, el camino va ascendiendo suavemente como por sobre un plano inclinado en toda la distancia intermedia hasta Tucumán. La jurisdicción de este principia desde que se cruza el rio Santiago, que allí se llama rio Hondo, que separa las dos provincias, y es formado por la confluencia de muchos arroyos que descienden de las sierras del oeste. El Salado continúa siendo al este la línea de frontera general que la divide del Chaco, y al oeste y sud-este las altas serranías de Anconquija la separan de Catamarca.
El pico más encumbrado de estas está cubierto perpetuamente de nieve, y se dice que se eleva 15.000 pies sobre el nivel del mar. Estas montañas abundan en tesoros minerales, y encierran metales de oro, plata, cobre y plomo; pero el penoso trabajo y dificultades consiguientes al laboreo de las minas en la parte de las sierras en que aquellos se encuentran, ha contribuido á que se les mire con negligencia, reduciéndose hoy su explotación al trabajo de algunas pocas gentes miserables, diseminadas en los montes, que de vez en cuando recogen pequeñas porciones de plata, que bajan á vender en la ciudad. He tenido algunas muestras obtenidas de esta manera, y eran singularmente ricas y hermosas. Pero la infeliz raza cuyo trabajo forzado dio á conocer la riqueza mineral de estas regiones, ha sido casi aniquilada con la mita, y otros gravámenes opresores del antiguo régimen colonial.
El gaucho del Tucumán, el jinete de aquellas llanuras, con el auxilio de su mujer que le teje y trabaja casi todas las piezas de su ropa, tiene á su alrededor todo lo que puede necesitar. No conoce, y por consiguiente no precisa, ninguna de aquellas comodidades que en climas más templados, donde la civilización es más adelantada, se tornan en necesidades. Libre como el ambiente que respira, galopa por llanadas sin confín, y sin traba alguna que le impida satisfacer sus inclinaciones. Nada le tienta á abandonar semejante modo de vivir por ir á buscar las fatigas y riesgos de una tarea que mira como degradante, (*) sepultándose bajo de tierra para desentrañar con el sudor de su frente y un duro trabajo, tesoros que ni codicia ni necesita. Sus ganados son los mejores de la República; y el más pequeño cultivo de la tierra provee de seguro no solo á todas las necesidades de su existencia, sino también á lo que en su opinión representa el lujo y las delicias de ella.
(*) El laboreo de las minas fue impuesto por los conquistadores á los indios como una obligación forzada, viniendo de esta suerte á ser desestimado como la ocupación de una casta ó raza mirada con desprecio por todos aquellos que se jactaban de la más pequeña mezcla de sangre española en sus venas.
La vegetación de esta provincia es incomparablemente lozana y espléndida. Mientras que los llanos producen el trigo y el maíz, el arroz y el tabaco, en la mayor abundancia, el plan y faldas de la sierra al oeste, están cubiertas de hermosos árboles de infinita variedad, que festonados de deliciosas plantas parasitas, descuellan sobre innumerables arbustos. Espesos y grandes bosques de aromas y naranjos exhalan una fragancia que realza los encantos de aquella privilegiada región. La caña de azúcar crece natural en las tierras bajas, pudiéndose sacar de ella grandes ventajas; aunque en la actualidad su escasa demanda no sea suficiente como para inducir á las gentes del campo á cultivarla. Sucede por la inversa con el tabaco, á cuyo plantío y cosecha se dedican, encontrándole fácil expendio en las provincias adyacentes; como también con sus quesos conocidos por de Tafí, que se consideran en Buenos Aires como un sabroso manjar.
Los Tucumanos tienen buenas disposiciones, son activos y fuertes para el trabajo. Orgullosos de su hermoso país, están siempre prontos a tomar las armas en defensa de la patria.
En la ciudad del Tucumán fue en donde se declaró solemnemente, como he referido antes, la Independencia política de las Provincias del Rio de la Plata, por un Congreso de sus Diputados convocados á este fin en 1816. (*)
(*) Según un censo mandado practicar en el año de 1845, la provincia del Tucumán tenía en dicho año la población siguiente, subdividida en los distintos departamentos que la componen:
Departamento de la Capital 10,822
Departamento de Famaillá 1,089
Departamento de de Monteros 10,225
Departamento de de Chiquiligasta 5,567
Departamento del rio Chico 3,861
Departamento de Graneros 5,642
Departamento de Leales 3,933
Departamento de Burroyacu 3,021
Departamento de Trancas 2,243
Departamento de Encalilla 583

Total de habitantes 57,876
Esto censo único que se ha levantado en la República durante quince años, exceptuando el de Entre Ríos, en 1849, fue mandado formar durante la administración de D. Celedonio Gutiérrez, siendo su Ministro General el Dr. D. Adeodato de Gondra.
La provincia del Tucumán que fue una de las más pobladas, se componía (véasela memoria del Coronel García) de las ciudades de Córdoba, Santiago del Estero, San Miguel del Tucumán, San Salvador de Jujuy, San Fernando de Catamarca, la Rioja, San Clemente de la Nueva Sevilla, Talavera de Madrid, Esteco la antigua, la Concepción, Guadalcázar, Londres y la nueva Esteco: sus fronteras avanzaban al Chaco más que hoy, y á excepción de las seis primeras, todas las demás fueron destruidas por los indios con muchos pueblos y reducciones. Tenía por limites al norte la provincia de Santiago de Cotagaita, Tarija y Cinti; al sud la provincia de Cuyo; al este la de Buenos Aires, y el terreno del gran Chaco-Gualamba de indios infieles, confinantes con la provincia del Paraguay y Cinti; y por el oeste, las provincias de Lipes y Atacama, los valles de Calchaqui, San Carlos y Santa María, habitados también por infieles.
En la actualidad la provincia del Tucumán tiene de largo 63 leguas de Norte á Sud, y 45 de ancho de Este á Oeste. De los limites que le asigna el Sr. Parish, es preciso rectificar los del Este, que como he indicado antes, son formados por el rio de Urueña, (véase la nota anterior sobre el curso de esto rio) que separa esta provincia de las de Salta y Santiago, porque el Chaco queda á gran distancia del actual territorio Tucumano. También la provincia del Tucumán tiene su cuestión sobre límites con Catamarca, cuya jurisdicción alcanza hoy al Este hasta el rio de Guacra, ó lugar de San Francisco : mientras que antes no llegaba sino hasta el pueblito de Alijilan, y continuando por la falda ó declive de la sierra, se demarcaba una linea que pasaba por la cumbre de Paquilingasta hasta llegar al rio de Escaba. Resultando de esta suerte que el Tucumán reclama á Catamarca un distrito ó zona de 25 leguas de ancho sobre sesenta de largo.
Tucumán confina con la provincia de Salta, sirviéndoles de linde el rio del Tala que después de recibir algunos tributarios forma el rio Salí que riega por medio de canales las quintas y poblaciones que rodean la ciudad de Tucumán.
Causa asombro y tristeza cuando se piensa que los destinos de los pueblos del interior, como también los de Buenos Aires, han estado por tantos años en manos, y bajo la dirección, de hombres que al parecer no han tenido la mas mínima idea de las importantísimas ventajas, e influencia en el progreso del país, resultante de todo dato estadístico levantado y compulsado oficialmente, dado á la publicidad y revestido de la sanción del gobierno. Única y muy honrosa excepción de eso desgreño vandálico, de ese estéril oscurantismo, es la publicación descriptiva de la provincia de Tucumán que, con el censo de su población, se mandó formar el año de 1844, durante el ministerio del Dr. Gondra. Acertadamente decía este ilustrado argentino al recomendar á las autoridades subalternas atendiesen con celo y exactitud á las disposiciones del decreto sobre la materia: "Presentar la suma exacta de nuestra naciente población, la prodigiosa variedad de nuestros ricos productos naturales, y el número de ríos que bañan el suelo mas feraz de la República, es como lo dice el Exmo. Gobierno, llamar a las ciencias, á las artes, al comercio y á todos los conocimientos del exterior á fijar su asiento en esta tierra donde la naturaleza convida al hombre laborioso á gozar de sus mas preciosos dones y de todos sus encantos."
Pero mayor será el asombro cuando se diga que después de dar la administración de Tucumán un tan hermoso y fácil ejemplo, no ha habido un solo caso desde el año de 1845 hasta ahora, exceptuando en Entre Ríos, en que se hubiese dictado la más pequeña medida para imitarlo. No es extraño así que en la mayor parte de los casos, todo sea problemático.

He aquí la descripción redactada por el Sindico Procurador, y de la que estracto los puntos más interesantes:
"La ciudad de San Miguel del Tucumán, capital de la Provincia del mismo nombre, está situada á los 66 ° 50' de longitud, y 27° 10" de latitud sud del meridiano de Paris, en un país ameno y delicioso á tres leguas al oriente de la frondosa sierra que abraza casi toda la provincia de Norte á Sud, y que en todo tiempo recrea la vista por la novedad de sus bellezas naturales.
"Fundada la ciudad sobre una gran meseta ó elevación del terreno en forma de un paralelogramo, con espaciosas calles trazada, á cordel, y cortadas por otras en ángulos rectos de Oriente á Poniente, ofrece una perspectiva agradable y característica por los innumerables naranjos y otros árboles de fruta y sombra con que están mezcladas las casas que las forman, entre las que hay algunas de bello gusto y comodidad; y merece una particular mención la de justicia ó consistorial, con una hermosa torre concluidas en la administración presidida por el Gobernador D. Celedonio Gutiérrez.
"Los alrededores de la ciudad son un jardín continuado. En ellos existe la mayor parte de los establecimientos de caña de azúcar que cuenta la Provincia, los que dan hoy un producto considerable á sus propietarios, y prometen ser con el tiempo, un manantial de riqueza y prosperidad para el país, cuyos habitantes ven con placer circular entre ellos el dinero que en los ramos de azúcar y aguardientes salía anualmente, y presentar estos mismos productos de calidad superior en los mercados de las provincias limítrofes, y aun en el principal de Buenos Aires.
La provincia cortada transversalmente por muchos ríos y arroyo, abundantes de peces exquisitos, que descienden de la sierra, y la riegan en todas direcciones, presenta por todas partes el agradable espectáculo de una cultura adelantada.
Los cereales, toda clase de hortalizas y legumbres, los frutos de países calientes se producen con facilidad y abundancia, lo mismo que el lino y una porción de plantas de cuyas cortezas se pueden hilar ó tejer telas más ó meaos finas. El índigo, la tuna cochinillera, la zarza parrilla, y otras mil producciones valiosas se ofrecen espontáneamente por los campos y bosques á la vista del observador admirado de tanto lujo vegetal, con el que pueden enriquecerse la medicina, las artes y el comercio.
"Los ganados de toda especie prosperan admirablemente prestándoles alimento abundante y variado la vasta y tupida alfombra de verdura que cubre este suelo dichoso. A ella se deben los excelentes quesos que se fabrican en el país, y el merito creciente de este producto de nuestra industria rural promete que con el tiempo competirán con los tan afamados de Suiza, Parma y Holanda. Es incalculable la diversidad de maderas que encierran los dilatados bosques de esta provincia. Casi vírgenes, apenas se conocen en ellos los estragos que en más de tres siglos ha causado la hacha civilizadora con el desorden que nace de la misma abundancia, y á pesar del enorme consumo en carretas, vigas, tablazon, muebles, combustible, curtiente, etc.
"En resumen, esta provincia por su riqueza en los tres reinos de la naturaleza, su bella posición y variados climas, hace la felicidad de sus habitantes.

Producciones de la Provincia.
"La caña de azúcar: hay de ellas numerosas plantaciones, y su producto es ya considerable. Consiste en azúcares, aguardiente, tabletas, chancacas, alfeñiques y guarapo, todo de calidad superior; se consume en el país y el sobrante se estrae con aprecio á las provincias limítrofes y hasta Buenos Aires.
El tabaco es abundantísimo y de todas clases. Se exporta á todas las provincias de la República, á Chile, á Bolivia y al Perú.
"Arroz: es admirable y sorprendente su producto. A su abundancia reúne su calidad que es superior.
Trigo: so cosecha abundantemente en toda la Provincia, particularmente en los lugares más elevados de ella: su calidad es buena.
Maíz: cosecha abundantísima. De ella se surte toda la provincia de Santiago, y se conduce á otros puntos.
Alfalfa: so siembra solo para alimentar caballos de pesebre, y dura el prado por muchos años sufriendo varios cortes en cada uno de ellos.
"Toda clase de hortalizas y legumbres en grande abundancia, y de rica calidad.
"Tuna dulce: riquísima, tan abundante que todos ó casi todos los cercos y vallados de la provincia, son formados de sus pencas. De ellas se hacen hoy ricos arropes y conservas.
Añil: lo produce el campo espontáneamente en distintos lugares.
Lino, Sen, Mostaza, Mechoacan, Salvia, Mentha, Poleo, Tomillo Mentha hortense, y una infinidad de plantas de aroma exquisito ofrecen á las abejas sus nectarios, de los que estas fabrican miel que conserva el olor de las flores; es un bálsamo.
"La abundancia de árboles y arbustos es tanta, que seria difícil mencionarlos. Enumeraremos no obstante, los más conocidos.
Naranjos: son tan abundantes que la ciudad está edificada en un bosque de ellos. En los alrededores se ven grandes plantíos de ellos, que dan un fruto delicado, y lo mismo es en la jurisdicción. Naranjo agrio, agri-dulce. Es selvático: de estas dos clases hay bosques enteros á la falda de la sierra. De su fruto se hacen dulces y sorbetes, y su madera sirve para usos de ebanistería.
Limón agrio, dulce: Higueras, duraznero:, hay de él bosques silvestres. Peral, Damasco, Albaricoque, Olivo, Almendro, La Morera, es ya abundante y se cría muy lujosa; la Zarza-mora, su fruto es agradable y de él se hacen ricos sorbetes. Granado, abundante, Membrillo, Parras, son abundantes en la ciudad y alrededores: Arrayan, su fruto de buen gusto, su madera se destina a usos rurales; Mato, lo mismo que el anterior, y su cáscara es un poderoso curtiente.
Chañar, árbol silvestre produce hayas de comer.
Mistol, lo mismo que el anterior, y de lo, frutos se hacen alojas de buen gusto.
Algarroba, árbol corpulento; su fruto, lo mismo que el algarrobo negro sirve para varios usos, y sus maderas son excelentes.
Guayacan, robusto, excelente madera sólida, propia para el torno.
Tusca, de dos especies: dan un fruto que del uno se hace buena tinta, y es un curtiente superior, además es grano nutritivo para toda clase de ganados.
Chalchal; arbusto que produce una baya pequeña: se come, se hace aloja, y de su semilla se puede sacar un aceite abundante.
Cuchupi—madera para hacer cucharas.
Pacará, árbol muy robusto, el mayor de los árboles del bosque; buena madera para varios usos. Es planta jabonosa.
Nogal silvestre, hermoso árbol, tronco grueso, alto y derecho; tiene muchos usos.
Cedro, como el anterior; da tablazon que se conduce hasta Buenos Aires.
Espinillo, bastante grueso, alto, madera solidísima.
Quebracho colorado, blanco, madera muy sólida. Tiene muchos usos, particularmente para mazas de carretas, trapiches de exprimir caña dulce, etc.
Lapacho. Madera superior; varios usos, y rayazon de ruedas.
Laurel—buena madera, se han hecho de ella muchos miles de caja de fusil.
Tipa, árbol lujoso: de su madera se hacen ormas de zapato, y da la sangre de drago.
Ramo, árbol de hermosa varazon y su corteza abunda en curtiente.
Churque, madera buena para muebles.
Molle, da una resina aromática, de la que pueden sacar provecho la medicina y las artes.
San Antonio, árbol que dicen, es el de la yerba-mate.
Sombra de Toro, do su madera se hacen yugos.
Runascapite, árbol de mucha rama para cercos.
Diamante, los mismos usos.
Lanza, madera sin igual para ejes y astas de lanza.
Cebil, árbol precioso, de bella vista, produce mucha goma, su madera es como la caoba, y su cascara apreciable para los zurradores,
Pino blanco, se cría alto y de grosor regular.
Preciosa, madera de vetas transversales.
Broa, árbol espinoso, da abundante resina.
Biraró, árbol grande; regular madera.
Aliso, árbol de lugares fríos: combustible.
Orcosebil, árbol, su uso, lecho de carretas.
Orcomolle, madera sólida.
Paraiso, bien conocido.
Yuchan, árbol cuyo tronco se parece á una pipa, da una especio de algodón, y de su corteza puede sacarse mucho provecho para cuerdas.
Cochucho, linda madera para muebles.
Tala, árbol bien conocido.
Palo blanco, buena madera para vihuelas.
Coronilla, madera sólida.
Orcomato, dá varazon para usos de campo.
Álamo negro.
Sauce—Arboles de vista.
Afata, su cascara preciosa; quizá será mejor que el cáñamo para cables, cuerdas.
Tarco, buena madera para puertas y varios usos.
La caña de azúcar de que ya he hecho mención antes fue importada al Tucumán en el año de 1824, y desde entonces se ha cultivado con empeño, contándose hoy como ochenta establecimientos formales, con útiles valiosos, muchos de ellos traídos al efecto desde Europa. De este modo, durante los dos bloqueos sufridos en este país, el de la guerra con la Francia el año 1838, y el de la intervención Anglo Francesa de 1845, el comercio de Tucumán remitió á Buenos Aires crecidos cargamentos de azúcar y aguardientes. En el British Packet del 7 de Marzo de 1840 se lee lo siguiente:
"Ha llegado últimamente una partida de muy rica azúcar fresca, cosechada y beneficiada en la Provincia de Tucumán; y ha encontrado muy pronto venta."
Estas y otras partidas llegaron á obtener un precio de 4 rs. plata ó 10 pesos papel, la libra.
En Tucumán la arroba de azúcar en la mejor cosecha cuesta de 2 1/2 a 3 ps. fs. Esto es muy caro, pero es porque apenas se elabora para el consumo de la Provincia. El arroz, que es riquísimo, cuesta allí por mayor de 5 á 7 rs. arroba. Si se allanasen las dificultades y crecidos costos del tránsito, la provincia de Tucumán, lo mismo que la de Salta, podría abastecer la República de uno y otro artículo.
Los verdaderos quesos de Tafí, (que es un hermoso valle, formado por dos ásperas serranías que corren paralelas de noroeste á sudoeste) son pocos, pues no hay allí sino dos grandes estancia donde los elaboran exquisitamente, llamadas la de la Laguno y la de Silva. En ambas se harán poco más ó menos de 7 á 8.000 arrobas anuales que se traen á Buenos Aires. Su precio por mayor en Tucumán, es 2 ps. fuertes la arroba, vendiéndose a 3 al menudeo. Como sucede en Europa con el afamado queso de Flandes, también el de Tafí tiene sus adulteraciones, pues la mayor parte de los que aquí se traen, son elaborados en otros puntos de la provincia, y aun en las de Santiago y Salta, que son muy buenos. El tabaco es otra de las valiosas producciones de aquella provincia. Cuanto se ha introducido á Buenos Aires ha obtenido un precio de 40 pesos por arroba, costando el mejor del Paraguay 45. Muy poco se trae á esta plaza, expendiéndose con preferencia en otras provincias.
Las suelas ó cueros de novillo y vaca curtidos en Tucumán, en que se hace un fuerte comercio con Buenos Aires, tienen un precio de 110 pesos cada una; siendo preferidas á las de Salta y Paraguay, por el tamaño y grueso de la piel.
En otras épocas se han traído á Buenos Aires grandes cantidades de tablones del cedro del Tucumán, que á veces se ha vendido hasta doce pesos papel la vara. En el Museo de esta ciudad existen varios muebles mandados de regalo al General Rosas, trabajados en Tucumán de dicha madera, que en opinión de los inteligentes, por lo compacto de sus fibras y hermosura de las vetas es comparable á la caoba de Santo Domingo.
Como crece bien la morera, y el clima es tan aparente, ha tenido muy buena éxito la introducción y cuidado en aquella provincia del gusano de la seda. En 1849 se mandó á Buenos Aires de muestra una caja conteniendo 30 carreteles de seda obtenida allí, teñida de distintos colores, extraídos de plantas y frutas silvestres que abundan en la misma provincia y que fue considerada por los inteligentes como de riquísima calidad. Sigue allí su beneficio aunque en pequeña escala.
Es en el Tucumán especialmente en donde se fabrican las carretas en que se hace la mayor parto del tráfico de las provincias del interior, calculándose en 500 las que se trabajan al año.
Finalmente la cal que se beneficia en el Tucumán, tiene las buenas condiciones do la cordobesa, y es mucho más abundante que esta.


La ciudad del Tucumán se enorgullece de poseer una hermosa catedral de tres naves, de arquitectura de gusto moderno, de. 80 varas de largo, (la de Buenos Aires tiene 110) teniendo más que esta dos magnificas torres de cinco cuerpos, cada una de 48 varas de alto. Está decorada por dentro con un lujo y elegancia á todo costo. Fue construida el año 1884  por arquitectos llevados del Brasil al efecto. Pertenece á ella un órgano construido en Paris, que acaso no tiene igual en ésta ni en las repúblicas adyacentes, pero que por no haber carretas de suficiente lecho ó ancho que admitan cada uno de los 9 cajones en que está acondicionado, no ha podido salir aun de Buenos Aires.
Posee también Tucumán una casa de Justicia ó Cabildo, que en opinión de los que la han visto, es inmensamente mejor y más espaciosa que la de Buenos Aires, con una torre de 40 varas de alto, decorada con un magnifico reloj de tres esferas encargado al efecto en Londres.
Hay un teatro que se asemeja en la forma al Argentino de Buenos Aires, aunque es de proporciones más cómodas y mejor decorado.
La plaza mayor de Tucumán ostenta un obelisco ó pirámide, hueca por dentro hasta cierta altura, con sólidos caños subterráneos, en dirección á la serranía, por donde se conducirá una abundante corriente de agua que la convertirá una pila ó fuente para el servicio público.
En el actual territorio de Tucumán no hay minas de plata ni de oro, como lo dice Sir W. Parish. Las que hay son do cobre y plomo, pero su explotación es reducida. Aquellas están en el territorio de Catamarca, de las que haré mención en la nota respectiva.

El gaucho del Tucumán no es nómade, vagabundo ni ocioso como lo pinta este señor; pues siendo aquella una provincia exclusivamente agricultora, todos sus naturales son labradores ó peones de carretas. El Sr. Parish confunde las costumbres más bien de los cordobeses y santiagueños con las de los tucumanos, que tampoco tienen en su país las "llanuras sin fin" que él dice.
La provincia de Tucumán, como todas las de la confederación, ha tenido sus épocas de anarquía, de guerra civil y de vandalismo. Año ha habido, el de 1822, en que han existido con las armas en la mano cuatro partidos ó bandos distintos, dos de ellos batiéndose dentro de la ciudad, y otros dos asediándola con todo rigor, y al mismo tiempo batiéndose entre propios. Pero de entre esas guerras civiles, hay un episodio notable por su carácter y único en la historia de la nación; cual es el de haberse la provincia de Tucumán declarándose república independiente. Es tan curioso este episodio, como digno de mención.
Disuelto el ejército nacional al mando del general Belgrano en 1819, por el motín y rebelión de Arequito (provincia de Santa Fé), quedaron en Tucumán muchos ó los mas de sus pertrechos de guerra; pues esta provincia fue por algunos años el gran parque donde se acumulaban los elementos militares para sostener la lucha de la independencia contra los españoles del alto y bajo Perú. Y como aquella rebelión fue la que puso á 1as provincias en el caso de proclamar la federación, así lo hicieron en medio de la anarquía, que ya había empezado á devorar a casi todas ellas. Alzáronse por todas partes los caudillos, ó gobernadores independientes, y uno de los más famosos en aquella época, fue D. Bernabé Araoz, mandón de Tucumán, que, infatuado con la nombradía que le habían dado algunas guerrillas, ganadas contra los salteños y santiagueños, fundó una cosa que se llamó república federal de Tucumán, haciéndose elegir él de presidente. Creó empleos, dio títulos, acuñó moneda que, diciéndose de plata, era do cobre blanqueado. Pero esta farsa, que á no ser la ambición de otros caudillos, hubiera podido degenerar en una gran escisión de aquellas y otras provincias; no duró más de dos años, al cabo de los cuales, Araoz fue derrotado por el nuevo anarquista que surgió allí, D. Javier López. Eu su derrota, buscó Araoz un asilo en Salta, en donde á la sazón mandaba el general Arenales, quien por reclamación de López, mandó preso al ex-presidente al Tucumán. Recibido en Trancas pueblo distante 21 leguas de la capital, fue allí fusilado por orden de López; que á su turno, como sucede siempre, fue también fusilado á poco tiempo por otro aspirante, D. Abraham González. Así concluyó aquel ensayo de república, que como hemos dicho, es el único de esta clase en los anales de las provincias de la actual confederación.
Los alrededores de la ciudad del Tucumán fueron teatro de un hecho glorioso de armas, entre un ejército visoño de los patriotas independientes compuesto de 1,600 plazas, contra uno de 3,000 veteranos españoles con trece piezas de artillería, en que después de un reñido combate, fueron estos derrotados completamente, quedando 354 prisioneros, entre ellos 32 jefes y oficiales, sus banderas que se ostentan en la Catedral de Buenos Aires, su parque, 8 piezas de artillería, y la mayor parte de las carretes en que venían los bagajes del ejército español. El gobierno de aquella provincia decretó que se titulase con el nombre de "campo de honor" al lugar donde se dio la batalla de Tucumán. Esta victoria no solo es remarcable en los fastos de la República, por las heroicas proezas do los sostenedores de su independencia, sino porque puso fin á la invasión del ejército español, haciéndolo retroceder á Salta, en donde recibió el último golpe, cuando un mes antes reconquistaba victorioso las provincias del Norte, amenazando á marchas forzadas á Buenos Aires, para poner un término definitivo y sangriento á. las aspiraciones de emancipación que con tanta valentía se desarrollaban entonces en toda la República. Nota del Traductor.

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